Feliz año de alegría y vida.
Este año que se va aunque se quede más que nunca
pone a mi hija ante una nueva batalla,
ante otra incierta encrucijada.
Y nosotros con ella haciéndole distinto el camino.
A pesar de ello y todo lo que auguran
los pájaros grises del presente,
no nos quitaran la alegría que ella nos reclama,
su hermosa valentía y su ingenua esperanza
nos anima cada tarde,
cada mañana que bendice el tenerla,
y que la lleva a golpear con risa la mala hora
y a vestir de colores el horizonte que se aleja.
El próximo año seguiremos con Dios y la vida que nos da,
junto a ustedes seres queridos, luchando por hacerle una vida mejor
a la que el destino tercamente le dio entre espinas y misterios.
Gracias a Dios tenemos ánimo y esperanza,
mucha,
toda,
para seguir adelante
como siempre, sin amargura
y con la alegría de quien sabe que hay fe
y gente que nos ama.
Celebramos cada día el milagro de la vida
y le cantamos y le reímos
y festejamos el tenerla con alegría.
Con ella y su esperanza,
queremos desearles una Feliz Navidad,
que la experiencia que Amanda hoy nos regala
nos anime a todos
a querer más la vida
y a los seres que nos acompañan cada día
a querernos más a nosotros mismos.
Ahora mucho más que hace 11 años
saldremos adelante.
Mi buena mañana, mi mejor canción
mi eterna batalla, mi motivación.
Feliz año.
Campo de Rosas
Cuando creímos que el sendero
Que juntos andábamos
Entre risas y canciones
Se rendía a nuestro paso.
Las noches grises de la vida
Lanzaron de nuevo sin avisar
El frío manto del temor
Otra vez sobre nuestras almas.
Tu camino hija
Vuelve a llenarse de espinas
Y de oscuras encrucijadas.
Pero ahí estaré
Delante de ti,
Siempre.
Hundiendo entonces
Las espinas en mi piel
Alumbrando con mis ojos
Tu camino.
Cada espina triste
Cada gota de lágrima
Que yo derrame
Serán el rocío mágico
Con el que jugamos
Cada tarde confidente
La energía que mueve tus rodillas
Y que hace el milagro que añoro.
Sólo rosas quedarán en tu camino
Para que pases feliz
Sonriendo
Sin miedo
Ni tristezas
Con esperanza ingenua
Hasta tu reino de ternura e inocencia,
Reino que nos espera
y tú construyes
Para nosotros.
Bien seguro estoy
Que dejáremos atrás,
Como tantas veces,
Los tormentos
Los temores,
Las torpes miradas
Y los misteriosos conjuros.
No era el mundo que soñé para ti
Pero tranquila hija mía
Perdón por el destino
Que nos embosca.
El mundo que mereces
Te lo haré verdadero
Te lo inventaré radiante
Distinto, risueño.
Que todos digan lo probable
No me importan ya
Los designios grises
Ni los genes “generosos”
Ni los diagnósticos previsibles.
Tú y yo haremos otra vez lo imposible
Ganaremos la batalla
Tu vida nos espera.
Vamos pues a jugar
Con nuestro perro invisible
Con tu amigo imaginario
Las canciones que te alegran
Ya empezaron a sonar.
El campo de rosas
Ya perdió las espinas.
Andrés Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario