Amanda el milagro de la vida

Amanda el milagro de la vida
MIRÁNDOTE VIDA

jueves, 9 de agosto de 2012

JOSE ANTONIO FORTUNY

Diálogos con Axel. Cuando seamos Inmortales.

...quiero mantener mi esperanza en la gente.


Llegamos a él a través de internet, así dimos con un libro hermoso titulado Diálogos con Axel, donde José Antonio Fortuny, quien vive en la isla de Menorca, narra su vida, vida llena de dignidad, lucha y rebelde esperanza. Él padece Atrofia Muscular espinal, enfermedad que aunque duramente cruel no le ha quitado la fuerza de pensar que la vida sigue y hay que acompañarla.


Como dice José María Mendiluce en el prologo del libro:

“Me siento particularmente honrado por esta oportunidad de tratar de incentivarte a la lectura de este libro difícilmente clasificable entre los géneros al uso. Es un dardo al corazón y un puñetazo a las adormecidas neuronas de los que, como yo, vamos corriendo por la vida sin tener tiempo para nada, incapaces de comprender las vidas de los que no pueden casi moverse, y tienen tiempo de sobra, involuntariamente, porque su vida se ve reducida a muy pocos espacios, excepto los interiores.

José Antonio se ha rebelado contra el tiempo de sobra, y lo ha ido llenando de belleza intimista, de sensibilidad, de rebeldía positiva, de lucha contra la desesperanza ante una condena injusta, genética, brutal, que comparte con muchos miles de hermanos y hermanas. Ha ido ocupando ese lento arrastrarse de las odiosas agujas de relojes trucados, en duro combate existencial contra el miedo y la desesperanza, a lo largo de las fases tajantes de su vida. Y aquí tienes parte de ese viaje interior inacabado.”

Así la palabra de la periodista Rosa Montero

“De esa intensidad, de la increíble proeza que es sobrevivir intelectual y anímicamente entero dentro de un cuerpo que se va paralizando, da fe otro joven que padece una enfermedad degenerativa semejante, una atrofia muscular espinal. Se llama José Antonio Fortuny, tiene 32 años y ha escrito un libro formidable (Diálogos con Áxel, Ediciones de la Tempestad, Barcelona) en el que cuenta su historia. Con palabras precisas, con palabras hermosas. Con emoción y calidad literaria, sin eufemismos y sin autocompasión. El libro es un largo y lento viaje a las regiones más remotas de la vida. Primero empiezas siendo un niño que te caes mucho, luego vas perdiendo la fuerza de las piernas, después tienes que usar una silla de ruedas, más tarde ya no sostienes la cabeza, se paraliza un brazo, luego el otro, al cabo tan sólo quedan útiles dos dedos de la mano, los dos dedos con los que redactas este libro tremendo. Es como ser cosmonauta y acabar perdido en un planeta lejano y sin oxígeno. Un trayecto descomunal y sin retorno.
Ahora bien: a pesar de todos sus rigores, se trata de un verdadero viaje de descubrimiento. Esta es la hazaña de José Antonio: no haber dejado de pensar, no haber dejado de crecer, no haber dejado de sentir, no haber dejado de vivir. Y así, sin rendirse, ha descubierto cosas que nos atañen a todos, porque en realidad los retos a los que se enfrenta Fortuny son los mismos a los que nos tenemos que enfrentar los demás, sólo que extremados hasta el paroxismo. “


Les invito a conseguir este bello libro y también la nueva obra que ahora nos regala Alehop.

Dejo esta entrevista publicada en La Vanguardia.com



http://www.lavanguardia.com/cultura/20120809/54334666618/fortuny-vida-circo-prima-egoismo.html

Se dio a conocer con el autobiográfico Diálogos con Áxel, un emocionante libro en el que narraba en primera persona el día a día de un joven cuyas extremidades se van paralizando a causa de una enfermedad degenerativa (atrofia muscular espinal). Pero a pesar de que cada vez se complica más la tarea de escribir –actualmente necesita un ordenador que redacta lo que él le dicta- José Antonio Fortuny (Mahón, 1972) ha dado el salto a la ficción con Alehop (Editorial Funambulista), una sátira social en la que el menorquín pone en evidencia algunas de las grandes desigualdades que sufren los más "frágiles". La llegada del circo a un pequeño pueblo le sirve al escritor de excusa para analizar los comportamientos de una sociedad en la que “impera la ley del más fuerte”. Desde su habitación, lugar en el que pasa largas horas, Fortuny hace volar su imaginación hasta tejer una divertida novela que ha recibido los elogios de compañeros de profesión. Y es que a pesar de la dureza de las historias de algunos personajes, Alehop destila ironía y buen humor. Algo que también sucede en la entrevista.

- Ha dedicado cinco años a Alehop ¿Creyó en algún momento que no lo acabaría?
Sí. Voy lento escribiendo, principalmente debido a mi debilidad física. Y también porque repaso mucho. Además, escribir una comedia en mi situación es arriesgado, porque requiere mantener un ánimo elevado para que no afecte al libro. De todas maneras, esto son sólo circunstancias anecdóticas, la gente no debe leer mi libro por eso, sino porque lo que cuento sea interesante.

- ¿Qué fue lo que más le costó en este libro?
Que toda la trama estuviera bien encadenada. También pulirlo hasta dejarlo como quería que fuera: fácil de leer pero sin perder el sentido profundo.

- ¿Cómo surgió la idea general de la novela?
El detonante fue uno de estos sucesos de despilfarro público que todos podemos ver en los medios de comunicación. A eso le uní una serie de experiencias personales y varias cosas que quería contar.

- Usted empezó siendo un gran lector ¿En parte se ha hecho escritor por su enfermedad?
Empecé a leer mucho debido mi enfermedad: mis amigos se iban por ahí y yo tenía que quedarme en casa y ocupar el tiempo. Recuerdo que al principio no me gustaba mucho leer. Tampoco me planteé llegar a ser escritor, es una palabra que me supera un poco y suena muy solemne. Yo quise en un principio dejar algo en esta vida, por eso escribí el primer libro. Y poco a poco he conseguido terminar el segundo. Pero reconozco que no me he hecho escritor por mi enfermedad, sino para tratar de ligar con una vecina (risas).

- ¿Cuántas horas al día dedica a la escritura?
Suelo escribir unas cinco-seis horas diarias. Para mí escribir es básicamente un ejercicio para mantenerme mentalmente en forma. Es mi manera de agarrarme a la vida y además me permite comunicar mis inquietudes. Procuro seguir un horario diario, no sólo con la escritura, sino con otras cosas que hago. Es muy importante la disciplina para no caer en la depresión. Además, saber que alguien me lee me motiva a seguir escribiendo. A cambio yo procuro entretener al lector, y, si es posible, que esboce una sonrisa. Me parece un trato justo.

- ¿Cómo es su día a día?
Cuando estás completamente paralizado, quieras o no, los días son muy iguales. Pero siempre procuro hacer de cada día algo especial. Aparte de escribir, dedico mi tiempo a leer, escuchar música, ver alguna que otra película. Y contemplar el mar me da mucha energía.

- Este segundo libro es una novela, pero también hay mucho de realidad…
Efectivamente. Alehop es una comedia pero con una base muy real que describe situaciones con las que todos nos podemos sentir identificados.

- ¿Alehop es una crítica a la sociedad?
Es una sátira social, una denuncia sobre el abuso de poder.

- El libro parece también un reproche por la desatención de los más débiles…
Escribir es el arma que tengo para denunciar esas cosas sin que la policía me pegue porrazos (bromea). El libro admite múltiples lecturas, lo puedes leer como una comedia desenfadada o con esa intención más profunda...

- ¿Qué quería denunciar?
La vulnerabilidad de las personas más frágiles en una sociedad que prefiere cerrar los ojos. Los ancianos protagonistas simbolizan esta fragilidad, pero el lector puede poner otro colectivo. Es inaceptable, por ejemplo, que el 80% de las personas con una gran discapacidad en España viva bajo el umbral de pobreza. Tantos años de democracia e indistintos partidos políticos para conseguir este resultado tan mísero. Yo no quiero subvenciones, quiero derechos.

- ¿Usted se ha sentido desatenido alguna vez por la sociedad?
No es una cuestión de sentirse, sino de estar. Mis padres, ya mayores, cuidan de mí como pueden, pero no soy una excepción, esto es lo habitual. Tengo compañeros que viven en una situación dramática. La ley de dependencia es puro humo, con 400 € de media que te dan al mes para que alguien cuide de ti 24 horas al día no hay ni para comenzar. Y ahora encima lo van a rebajar un 15%. Me gustaría que la sociedad y los políticos comprendieran que todos, tarde o temprano, vamos a necesitar ayuda. Debería ser prioritario disponer de los apoyos necesarios para poder ejercer los mismos derechos que tiene cualquier ciudadano. No tiene sentido vivir en sociedad si aún impera la ley del más fuerte.

- ¿Cree que su situación personal le da más licencia para hablar en tono humorístico de temas serios?
Al contrario. La gente cuando ve mi facha, en una primera impresión, suele pensar que estoy todo el día llorando o que mi inteligencia es similar a la de un hámster. Pero soy como una caja de sorpresas. Un bomboncito (risas)

- ¿Cuánto de autobiográfico hay en el libro?
Hay cosas biográficas, pero también me he nutrido mucho de experiencias que me han contado y de lo que he visto y leído.

- ¿Se identifica con algún personaje?
En todos los personajes puede que haya algo de mí, pero en ninguno en concreto. Bueno, quizá me identifico con el perrito que le gusta que le acaricien (risa).

- ¿Por qué no aparecen nombres en el libro?
Cuando pones un nombre propio parece que delimitas el problema que esa persona padece. Yo quería transmitir que lo que le sucede a los ancianos tarde o temprano nos va a ocurrir a todos.

- La novela gira alrededor de un circo ¿Con qué intención introduce este concepto?
Es un símbolo, aunque tengo que aclarar que mi circo poco tiene que ver con los convencionales. Ya lo dijo el poeta Juvenal: "Pan y circo", que después se ha ido transformando en "Pan y toros" y "Pan y fútbol".

- ¿Cree que la vida es algo muy parecido a un circo?
Me temo que sí, un circo en el que prima el egoísmo, pasárselo bien sin pensar en el dolor ajeno... Pero un circo en el que todo da vueltas y tarde o temprano te acaba tocando a ti, por mucho que prefieras mirar hacia otro lado. Yo me rebelo ante esto, y, a pesar de todo, quiero mantener mi esperanza en la gente.

- La historia mantiene al lector alerta con un final inesperado ¿Es esta su gran baza narrativa?
Creo que sí. Creo que he conseguido que el libro enganche. Eso o pusieron pegamento en las páginas (risa).

- El libro destila una fina ironía…
Para mí es fundamental el sentido del humor. Es algo que procuro cultivar porque es lo que nos hace realmente humanos. Y a veces puede ser el mejor sistema para tocar temas duros o espinosos sin que la gente salga huyendo.

- El humor sirve para hacer pasar mejor las penas...
Sirve para muchas cosas, pero no lo digamos muy alto ¡no sea que hasta nos claven impuestos por ello!

- Su escritura me ha recordado un poco a la de Eduardo Mendoza ¿Cuáles son sus referentes literarios?
Eduardo Mendoza me encanta ¡ojalá se me haya pegado algo de sus libros! Pero ese hombre es un genio y yo no le llego ni a la suela de los zapatos. Ni siquiera tengo bigote (risas). Hay muchos autores que me gustan: Vargas Llosa, Rosa Montero, Quim Monzó, Paul Auster...

- ¿Costó que le editaran el libro?
Siempre cuesta, pero ya tenía más experiencia y sabía a qué puertas llamar, o mejor dicho, a cuáles no llamar. Hay que tener paciencia y prepararse para las negativas. Aunque tuve suerte y todo fue bastante rápido. Pero todo es difícil: escribirlo, que te lo publiquen, y no digamos poder conseguir que el libro se conozca con la cantidad de libros que hay... Esto sí que es agotador.

- ¿Ya tiene en mente el próximo libro?
Siempre tengo ideas, pero soy consciente de cómo estoy. Ojalá tenga salud y pueda acabar otro, pero es difícil. Son tantos años los que uno necesita para hacer un libro como quiere... Ahora lo importante es disfrutar de éste.

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