Amanda el milagro de la vida

Amanda el milagro de la vida
MIRÁNDOTE VIDA

jueves, 21 de marzo de 2019

Poemas. Hoy en el día mundial del Síndrome de Down



Ritual profano

Cariotipo,
pruebas,
terapias,
incertidumbre.

Especialistas
exámenes que asfixian
palabras que hieren
miradas que extirpan
el reflejo que rebota.

Anécdotas
vivencias
distancias en líneas continúas
tantas caras, palabras y gestos
buscando separarnos.

En el parque tú y yo
solos.

El columpio nos acerca.


Examen

Un examen exhaustivo
minucioso
irrevocable
dice que mi hija
es una persona con Trisomía XXI
con una discapacidad visible
y algunos rasgos
que según son exactos.

Está bien
aceptamos el dictamen
infalible
que describe
y califica.

Ahora resulta
que mi hija
además,
heredó no sé que cosa rara
que le ha quitado
tardes de juegos
bailes
y carreras.

Es algo muy peligroso
que avanza,
me han dicho
con certeza.

Aunque de verdad
tanta palabrería me ha servido para poco,
menos aún
en las mañanas de neblina
o en las tardes de mar
en las noches de cuento y poesías.

Justo entonces,
mi hija
es simplemente
una estrella de mar
una flor sin nombre
un pedazo de vida
que me encuentra
en peligro
que me salva
del fin del mundo
cotidiano
donde muero siempre.
Ella me revive.

A salvo


“Si un día me faltas no seré nada
y al mismo tiempo lo seré todo
porque en tus ojos están mis alas
y esta la orilla donde me ahogo”
Carlos Varela


Ayer me fui contigo
amada mía
hasta lo más alto
de esta ciudad

Ahí, entre la neblina
divisamos el mar
que se esconde
del otro lado de la montaña
del Waraira Repano
de los Indios Caracas

No es fácil de medir
la enorme distancia
que los separa,
te expliqué con duda

Fue justo ahí
entre tu risa ingenua
tu amor sin miedo
tu mirada distinta
tu rostro único,
torpemente vigilado,
medido,
evaluado,
escudriñado
por el terco asombro
de los “normalizadores” cotidianos
que comprendí
de alturas y distancias,
del ancho mundo
que te separa
de tantos desiertos.

En ti siempre me salvo.

Fue justo ahí
entre tu mundo milagroso
y tu beso sin rencor
y tus ojos sin malicia
y tu mano que no es dura
y tu lento caminar
y tu ternura que se eleva
donde aprendí lo cierto.

Fue justo ahí
que lo entendí
sin ninguna duda,
que tú hija mía
estás
a más de 2.150 metros
sobre el nivel del mal.





Poemas de Andrés Castillo

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