Ritual
profano
Cariotipo,
pruebas,
terapias,
incertidumbre.
Especialistas
exámenes
que asfixian
palabras
que hieren
miradas
que extirpan
el
reflejo que rebota.
Anécdotas
vivencias
distancias
en líneas continúas
tantas
caras, palabras y gestos
buscando
separarnos.
En
el parque tú y yo
solos.
El
columpio nos acerca.
Examen
Un
examen exhaustivo
minucioso
irrevocable
dice
que mi hija
es
una persona con Trisomía XXI
con
una discapacidad visible
y
algunos rasgos
que
según son exactos.
Está
bien
aceptamos
el dictamen
infalible
que
describe
y
califica.
Ahora
resulta
que
mi hija
además,
heredó
no sé que cosa rara
que
le ha quitado
tardes
de juegos
bailes
y
carreras.
Es
algo muy peligroso
que
avanza,
me
han dicho
con
certeza.
Aunque
de verdad
tanta
palabrería me ha servido para poco,
menos
aún
en
las mañanas de neblina
o
en las tardes de mar
en
las noches de cuento y poesías.
Justo
entonces,
mi
hija
es
simplemente
una
estrella de mar
una
flor sin nombre
un
pedazo de vida
que
me encuentra
en
peligro
que
me salva
del
fin del mundo
cotidiano
donde
muero siempre.
Ella
me revive.
A salvo
“Si un día me faltas no seré nada
y al mismo tiempo lo seré todo
porque en tus ojos están mis alas
y esta la orilla donde me ahogo”
Carlos Varela
Ayer me fui contigo
amada mía
hasta lo más alto
de esta ciudad
Ahí, entre la neblina
divisamos el mar
que se esconde
del otro lado de la montaña
del Waraira Repano
de los Indios Caracas
No es fácil de medir
la enorme distancia
que los separa,
te expliqué con duda
Fue justo ahí
entre tu risa ingenua
tu amor sin miedo
tu mirada distinta
tu rostro único,
torpemente vigilado,
medido,
evaluado,
escudriñado
por el terco asombro
de los “normalizadores” cotidianos
que comprendí
de alturas y distancias,
del ancho mundo
que te separa
de tantos desiertos.
En ti siempre me salvo.
Fue justo ahí
entre tu mundo milagroso
y tu beso sin rencor
y tus ojos sin malicia
y tu mano que no es dura
y tu lento caminar
y tu ternura que se eleva
donde aprendí lo cierto.
Fue justo ahí
que lo entendí
sin ninguna duda,
que tú hija mía
estás
a más de 2.150 metros
sobre el nivel del mal.
Poemas de Andrés Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario